“Un día sin salario se puede aguantar, una vida sin derechos no”
Hoy, esta mañana, las calles de Talavera estaban a rebosar, un río humano manifestándose contra la política de recortes aplicados sin cesar a la ciudadanía. Protestando contra una política que sólo favorece a la élite económica y financiera de este país, que cada día se hace más fuerte y lógicamente se enriquece mientras miles de ciudadanos se empobrecen día a día. Basta escuchar la calle para observar como el bienestar de las familias se deteriora.
Un arco iris de manifestantes, la marea verde, la blanca, la naranja, la roja, asociaciones ciudadanas, el 15 M, caminaban junto a los sindicatos. El mensaje está claro. NO, ASÍ NO.
Un clamor social que pide un cambio de rumbo en la política de recortes. Se exige ya una rectificación de las políticas económicas y un referéndum para someter a debates las directrices impuestas por Bruselas.
La presión ciudadana sirve. Espero que el gobierno tome nota y no se escude en su mayoría absoluta para imponer lo que ellos llaman “la única hoja de ruta posible”.
Ahora, sigo sin entender la actitud del pequeño comercio talaverano, que sigue sin sumarse a las protestas. Son los primeros perjudicados por esta política que está asfixiando a las clases medias, cada vez más empobrecidas. ¿Quién va a comprar en sus comercios? Su enemigo más importante son las grandes superficies, con las que no pueden competir y no los ciudadanos que a fin de cuentas son sus potenciales clientes. Cierran, con miedo, cuando pasamos por la calle San Francisco, miran con desconfianza y con desdén, como si fuéramos esas “hordas de rojos” “piojosos izquierdosos” “vagos y maleantes” a los que tanto temen. Siguen sin entender las dimensiones de lo que está pasando. Un Tsunami, una ola gigantesca que nos afecta a todos. Ha empezado por los más débiles, los parados, ancianos, emigrantes, familias con rentas más bajas, pero acabara afectando al país entero si no lo detenemos. Lo qué está en juego es nuestro modelo de convivencia, nuestro futuro, el de nuestros hijos, el de nuestra ciudad.
¿Cómo queremos vivir? Atrincherados en nuestras casas y comercios temiendo que nos roben o agredan los que tienen hambre y lógicamente cada vez más ira o en una ciudad donde lo básico no le falte a nadie.
Personas vivas, despiertas y dignas, de todas las edades, niños, jóvenes, adultos, ancianos. Nunca había visto así la ciudad. Tal vez el Sr. Rajoy ha contribuido al éxito de la convocatoria cuando dijo hace poco que los que se quedan en casa apoyan al gobierno y sus políticas. Hoy son muchos los que han salido del sofá. Ha sido un día precioso.
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